El tercer año en Casa Cor fue muy especial por muchas razones. En ese momento, estaba compartiendo espacio de oficina con un arquitecto de Lima, Fernando Castell. Decidimos participar diseñando la tienda de la ONG para niños con capacidades diferentes.

El mensaje que quisimos transmitir fue: “Detrás de todo están los niños”

Fue un gran reto, en una casa con una estructura muy delicada, con cubiertas de madera en la parte inferior de las frágiles paredes, teníamos que ser muy cuidadosos con los trabajos que realizábamos.

Nos decidimos por una estructura irregular de vigas de madera, que transformó el antiguo espacio en una moderna sala de exposición. Con luz indirecta, iluminamos las grandes impresiones de las fotos en blanco y negro, tomadas por la fotógrafa peruana Evelyn Merino-Reina que estaban detrás de la estructura.

El jurado no nos otorgó ningún premio, pero Fernando y yo sentimos que habíamos ganado mucho en el proceso.